Introducción
Queridos caminantes de esta jornada entre el amanecer y el crepúsculo de la juventud:
Hoy nos reunimos bajo el manto de una verdad universal: cada sonrisa que genuinamente ilumina un rostro humano lleva consigo la historia de batallas invisibles.
La Belleza en lo Quebrado
Miren sus manos por un momento.
Observen las líneas, las pequeñas cicatrices, las imperfecciones.
¿No son acaso mapas que narran su historia?
Cada lágrima, cada herida, cada momento de quebranto ha sido contado.
Las Cicatrices del Salvador
Reflexionemos en algo extraordinario: cuando el Cristo resucitado se presentó ante sus discípulos, conservaba sus cicatrices. El Creador del universo, con poder para rehacerse perfecto, eligió mantener las marcas de su sacrificio.
“Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado” (Juan 20:27)
¿Por qué? Porque las cicatrices cuentan historias que la piel perfecta jamás podría narrar. Porque en un universo sanado, las cicatrices no son vergüenza sino testimonio. Son el mapa de nuestro valor, no el registro de nuestra derrota.
El Desierto que Florece
Muchos de ustedes atraviesan ahora ese periodo entre los 25 y 35 años, donde las expectativas colisionan con la realidad. Donde descubren que el camino no es lineal, sino un laberinto de callejones inesperados y puertas cerradas.
Isaías proclama: “El desierto y la soledad se alegrarán; el yermo se gozará y florecerá como la rosa” (Isaías 35:1)
La promesa no es que evitaremos el desierto, sino que el desierto mismo puede transformarse. No existe fertilidad sin aridez previa. No hay renacimiento sin cierta muerte.
La Sonrisa Auténtica
Una sonrisa sin cicatrices es una sonrisa que poco ha vivido. Es como un libro con páginas en blanco, un instrumento jamás tocado.
El apóstol Pablo, quien conocía bien el significado del sufrimiento, escribió: “Nos vemos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos” (2 Corintios 4:8-9)
Esa tensión – entre el dolor y la esperanza, entre la herida y la sanación – es donde nace la sonrisa verdadera. Una sonrisa que sabe, que ha probado tanto la miel como la hiel de la existencia.
La Paradoja del Quebrantamiento
El reino de Dios opera bajo paradojas:
- Quien pierde su vida, la encuentra
- Los últimos serán primeros
- La fortaleza se perfecciona en la debilidad
Quizás la paradoja más hermosa es esta: es precisamente en nuestras heridas donde encontramos nuestra capacidad de sanar a otros.
La biblia menciona en 2da de Corintios 1:3-4:
“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.”
Conclusión: Sonreír desde la Cicatriz
Amados, mientras navegan estos años formativos, no intenten esconder sus cicatrices. No las vean como imperfecciones sino como credenciales. Son testigos de que han vivido, luchado y sobrevivido.
Como el olivo en Getsemaní, que debe ser molido para producir aceite, nuestros momentos de mayor presión pueden producir el bálsamo que sanará a otros.
Esta sonrisa nuestra – la sonrisa del peregrino – tiene cicatrices. Y es precisamente por eso que puede iluminar genuinamente el camino de otros.
“Y después que hayáis padecido un poco de tiempo, el Dios de toda gracia, que os ha llamado a su gloria eterna en Jesucristo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.” (1 Pedro 5:10)
Que sus cicatrices se conviertan en estrellas, que guíen a otros a través de sus propias noches oscuras del alma.
Amén.
Mi inspiración
Gracias a este texto que hice hace tiempo pude componer una cancion que habla de la importancia de los procesos de la vida y de como es importante ayudar a otros en la medida en la que Dios nos ayudó a nosotros.
Espero esta canción sea de bendición para tu vida y que encuentres en El la consolación y la ayuda que necesites en cada etapa de tu vida.